Mi nombre es Ernesto Zedillo Ponce de León, nací el 27 de diciembre de 1951 en la Ciudad de México, pase toda mi infancia en la ciudad de Mexicali, en la frontera con los Estados Unidos. Curse estudios en la Universidad de Yale gracias a una beca del gobierno mexicano que tuve; tuve una licenciatura y doctorado en Ciencias Económicas. Trabaje en el Banco Central de México. En 1988 entre a formar parte del gabinete del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, como secretario de Programación y Presupuesto, cargo que desempeñe durante cuatro años. Allí colabore en la redacción de un plan nacional de desarrollo y en el establecimiento de una política económica que redujo la habitualmente alta tasa de inflación de México, hasta cifras de un sólo dígito.
Durante los dos últimos años de la presidencia de Salinas, desempeñe el cargo de secretario de Educación y lleve a cabo un importante papel en la descentralización del sistema educativo federal, devolviendo el control a los gobiernos de los estados, contrarrestando de este modo la influencia del poderoso sindicato nacional de maestros.
Miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se mantenía en el poder desde 1929, fui identificado con un grupo de jóvenes tecnócratas que tuvo enfrentamientos con los jefes más viejos del partido por su apoyo a las medidas de reforma económica, entre ellas, la privatización de empresas públicas y la reducción de aranceles comerciales con otros países, apoyando la aprobación del Tratado de Libre Comercio Norteamericano (TLC), también conocido como NAFTA. En marzo de 1994, después de que Luis Donaldo Colosio (el candidato del PRI a las elecciones presidenciales) fuera asesinado, fui nombrado nuevo candidato del PRI.
El 1 de diciembre de 1994, fui investido presidente. Desde ese momento me enfrente a una crisis económica, cuando los inversores extranjeros y nacionales perdieron la confianza en un peso sobre valorado, provocando, en pocas semanas, la caída de su valor en más de un 40% frente al dólar. El préstamo económico realizado por Estados Unidos, con la ayuda de organizaciones internacionales y de otros países, proporcionó un alivio inmediato a los mercados financieros y a mi gobierno.
A partir de ese momento debí enfrentarme a una vertiginosa subida de la inflación, a la disminución de la confianza de los inversores y, a los ojos de la mayoría de los economistas, a una recesión prolongada. Permanecí en el cargo hasta el 30 de noviembre de 2000y fui sucedido en la presidencia por Vicente Fox Quesada. Estuve casado con Nilda Patricia Velasco.
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