Tuvo la afición de la lectura de libros de diversos temas y ésta la mantuve toda su vida. Durante la etapa del bachillerato no fui un alumno brillante como en otros años, mi distracción fue oratoria, el campismo y el amor. Tuve que trabajar como bibliotecario para poder tener dinero y continuar con su preparación educativa. En 1927 trabajé como profesor de literatura e historia en el Instituto Científico y Literario de Toluca y muchos maestros y ex maestros se sorprendieron de la gran capacidad intelectual y cultural que tuve. Es importante saber que cuando José Vasconcelos realizó su campaña presidencial en 1929, fui quien se encargó de ser el orador debido a las cualidades tan buenas que tenía para eso, entre las cuales destacaron: mi compostura, buena memoria, imaginación, sensibilidad, iniciativa y sobre todo la facultad para conocer, razonar y aplicar todo en mis presentaciones.
Trabajé litigando cuestiones de los campesinos en la Unión de Estudiante pro Obrero y Campesino (UEPOC). Más tarde, en 1941 fui nombrado director de educación extraescolar y estética en la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Mi vida cambió cuando el 17 de noviembre de 1957, el Partido Revolucionario Institucional pidió que yo fuera el candidato que lo representara en las elecciones para la presidencia de la República Mexicana. Finalmente gané las elecciones.
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